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martes, mayo 21, 2013

The Storm II By LauraDLeben

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Hola, Yo otra vez :D Aqui les dejo el segundo capitulo de mi FanFic, espero que les guste. Hoy habra suspenso, ya veran porque. Que lo disfruten ;)




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Capitulo II

Un mes después…


By Eli:


—Eli, necesito ayuda aquí.

—Voy. —Me acerque a donde se encontraba mi abuela, cerca del camión de carga.

— ¿Si?

—Cariño, lleva estas cajas al depósito y por favor. ¡Ten cuidado! ––Hacia cuatro días que me había mudado con mi abuela Elena, aquí en Leipzig. Era por una temporada mientras decidía que estudiar, aun no me decidía por algo.

Hoy se celebraba el día del niño, así que, el gobierno había mandado algunos juguetes para regalarles a los pequeños del orfanato.

—Ok.  

Tome una gran caja para llevarla adentro, trate de que no se me callera. Una vez lista, tuve cuidado de no tropezarme ya que la caja era tan grande que no dejaba ver por donde caminaba. Entre y me acerque a la parte trasera del depósito pero no vi el escalón que atravesaba el  cuarto y me hubiera caído por ciega y hubiera dañado los regalos si no me hubieran sostenido.

Mire por encima de mi hombro y justo ahí había un chico medio alto de ojos verdes y cabellera castaña que me sostenía a mí y a la caja.

— ¿estás bien? —yo asentí lentamente.

—si gracias, es que no me acordaba del escalón de aquí. —el chico me sonrió y miro a su alrededor.

—Menos mal estaba cerca o si no te hubieras dado un golpe horroroso.

—Georg ¿Cómo estás? —mi abuela salio del pasillo con una pequeña caja en sus manos y se acerco a nosotros.

—Bien… —se acerco a ella y le quito la caja que tenia y la llevo con las otras. —cuando me llamo vine de inmediato.

—Oh Georg gracias por venir. —El castaño nos miro a mí y a mi abuela, intercalándonos.

— ¡Que modales! Georg te presento a mi nieta, Elizabeth. —El tal Georg sonrió y me tendió la mano en forma de saludo y yo, la tome. —Elizabeth, el es Georg.

—Mucho gusto. –dije con una mueca que se asemejaba a una sonrisa pequeña.



By Tom.


—… Y por eso Bill quiere algo nuevo para el club ¿Tienes alguna idea?

—La verdad estuve pensando en poner shows en vivo.

— ¿Shows en vivo? Y eso ¿Cómo es?

—Pues hace un mes fui con Georg a Hamburgo ¿Te acuerdas? —Gustav asintió. —Bueno, pues en una de nuestras salidas fuimos a un Bar, el Black Cat. Ahí, grupos independientes se presentaban en vivo.

—Oye eso es una gran idea pero… ¿dónde vamos a conseguir personas que canten en nuestro club?

—Hm… pues colocamos carteles o repartimos volates con la información o algo así.

—Okey… Ah mira ahí esta Georg… —Mire hacia adelante donde Gustav miraba y me encontré con Georg ligando con una chica. — y vaya que no pierde el tiempo.

— ¿Cuando no? Siempre cuando ve a una chica linda no pierde oportunidad. —Dije entre risas.

— ¡Hey Georg! –Gustav lo llamo cuando estábamos a unos 2 metros de él y su conquista.

—Por fin llegan… Como siempre tarde. —Georg nos miro y levanto la mano en forma de saludo, se nos acerco cuando su compañera se fue, adentrándose a la casa.

— ¿Quién era ella? –dijo Gustav.

— Bueno hasta ahora nos presentamos pero ya la había visto antes.

—Ya la tenías fichada ¿no? –Georg asintió y se paso la mano por el cuello.

—Algo así, se llama Elizabeth. –Gustav y yo nos empezamos a reír cuando vimos que Georg se sonrojo. Nunca lo habíamos visto sonrojarse por una chica, Wow le había pegado fuerte la tal Elizabeth.

—Tom, Gustav que alegría que hayan venido… —Elena se asomo por la puerta y nos saludo con un abrazo. —Pueden llevar estas cajas del camión y llevarlos al depósito. —Mire todo el montón de cajas que había allí, “Sera trabajo duro” pensé cuando tome una caga.

Hoy Elena nos pidió que le ayudáramos con el evento del día del niño. El gobierno les había mandado regalos y algunas otras cosas para los huérfanos y como yo era uno de los que daba  ingresos al orfanato, Elena me pidió que estuviera presente en la celebración.


— ¡Mierda, que tanto hay aquí! Pesa un montón. —entre al depósito y coloque la caja junto a otras.

—Dios están pesadas. —Gustav entro justo detrás de Georg con unas enormes cajas encima.

Cruce el pasillo y Salí hacia el camión pero me detuve cuando un rostro familiar,  esperaba ahí afuera. Era la chica del bar.

— ¡Tu! –me miro con el seño fruncido. “Mira como es la vida”

—Hey, tu eres la chica pervertida del bar… —Abrió los ojos como platos. —Hm… y ahora acosadora.

— ¿Qué haces aquí?

—Eso te digo a ti, ¿Por qué me acosas? –Necesitaba vengarme por lo de  la otra vez, a mí nadie me dejaba con la palabra en la boca. Gano la batalla pero no la guerra. —Sabes ya me estas asustando, tienes unos hábitos muy extraños ¿Sabes?

—Deja de decir estupideces y dime porque estás aquí precisamente.

—Yo vivo aquí. –Dije sonriendo y pase de ella y me dirigí al camión.

—Eso no es verdad, yo te vi en Hamburgo.

—Porque me viste no significa que sea de allá. Si me permites, estorbas. –Estaba ahí parada justo enfrente de la puerta, bloqueándola.

—Tom apúrate.

—Si ya voy.

Pase de ella y seguí mi labor, después de todo tenía mucho que hacer.





***

By Eli.


El día había transcurrido y  ya eran las 6 de la noche y los niños se divertían en el parque, ya habíamos repartido los regalos a cada uno, se habían puesto muy contentos. Mi abuela cuidaba de ellos, vigilando que ninguno se lastimara junto con otras cuidadoras.
Habíamos contratado animadores para el evento, harían shows de títeres para los niños más pequeños y juegos, para los grandes habíamos preparado una película de terror. Tuve que convencer a mi abuela que me dejara colocar ese tipo de películas, con una condición que no fuera muy pesada ni violenta y que yo vigilaría. Georg y sus amigos (incluido el patán ese de trenzas) se quedaron. Nos ayudaron con la comida y a cuidar de los niños, fueron de gran ayuda con tantos niños molestando y jugando.

Me había distanciado y sentado en un columpio que colgaba de un árbol. Estaba cansada y no quería estar cerca de tanto alboroto y felicidad ahí juntas, me hacía sentir incomoda y aun mas cuando me sentía rara, había una especie de ansiedad en mi pecho y un hormigueo recorriéndome el estomago y para el colmo el patán no me quitaba el ojo de encima y por mas que lo fulminaba con la mirada seguía en  los mismo. Creo que el acosador era otro.


—Eli, no has visto mi bolso, no lo encuentro por ningún lado. –Mi abuela me saco de mis pensamientos.

—No, no lo he visto. ¿Necesitas algo? –Mi miro y frunció el seño.

— ¿Estás bien, cariño? Te noto distante.

—Sí, estoy bien solo pensaba. –Dudo de mi explicación pero luego le resto importancia. Después de todo ella sabía cuando estaba aquí en mi realidad y cuando no.

—Sí, los animadores ya se van y tengo que pagarles la mitad del dinero que les debía, pero el dinero esta en mi bolso ¡Y no lo encuentro! — Mi abuela trabajaba en el orfanato, era la encargada de cuidar a los niños y además era la directora. Ella había estado allí por 20 años, yo ya había estado allí unas cuantas veces. Cada vez que venía a visitar a mi abuela, yo la ayudaba con los niños u otras cosas.

—No te preocupes yo pago.

—No no no… —mi abuela me detuvo cuando iba por mi bolso dentro de la casa. —No quiero que gastes dinero en esto, yo soy la encargada.

—Abuela no te preocupes, yo pago y después me das el dinero cuando encuentres tu bolso. De pronto lo dejaste en la casa y no te diste cuenta.

—He dicho que no, además esta gente me va a pedir una identificación y también esta en el bolso. –Mi abuela tan terca como siempre. —Sabes, voy a ir por mi bolso a la casa, tú quédate y distráelos. ¡Ya vuelvo!

— ¡No! Yo voy, será mas rápido si voy corriendo, así no te cobraran horas extras.

—Cierto, pero… aun no sabes dónde queda la casa y a esta hora es muy peligroso.
Resople y la mire suplicante. —abuela ya no soy una niña, se cuidarme sola. Además, la casa queda a Tres cuadras y es la única blanca de la zona, ves… ¡Ya vuelvo!


Salí antes mi abuela me reclamara y regañara y lo cierto es que ahorita no estaba para peleas tontas. Me dirigí a la casa y como dije corrí lo más que pude. Cuando llegue, el bolso estaba en la cocina. Lo teme y salí de nuevo hacia el orfanato y esta vez camine. Aun tenía esa sensación en mi cuerpo. Todo el día había estado con esa angustia clavada en mí y no encontraba el motivo.


Estaba a dos cuadras de llegar al orfanato y acelere el paso cuando escuche un silbido lascivo detrás de mí, entorne los ojos y seguí mi camino sin voltear. Sentí que me seguían, mire sobre mi hombro y dos sujetos cruzaron la calle para colocarse detrás de mí. Mire a mí alrededor. Estaba oscuro, solo y empezaba a anochecer, pero por lo menos había farolas y, de vez en cuando, pasaba algún coche.

—Me gusta tu cabello negro —escuche detrás de mí. — ¿Te importa si lo toco?

No me detuve y lo ignore y, apresure mi paso. Además, el orfanato estaba a sólo una cuadra.

— ¿Quieres que te lleve a alguna parte? —preguntó de nue­vo el mismo muchacho. —Mi coche no está lejos. En serio, ¿por qué no vienes con nosotros? Podemos montar todos.

Escuche que se rieron, uno me rebaso y se situó delante de mí y me hizo detenerme y sentí al segundo a mis espaldas. Maldición, ¿dónde estaba la gente?

El grande delante de mí, estiró la mano para tocar mi rostro pero lo detuve apartándola de un golpe. Lo mi­re detenidamente. Él le sonrió ante mi acto, pase de él y acelere el paso. Rece para que pasara algún transeúnte, pero no había nadie alrededor.

— ¿Quieres decirme tu nombre? — El tipo grande volvió y se atravesó en mi camino y mi corazón empezó a latir con tuerza. El otro tipo detrás de mi soltó una risita.

Sólo una cuadra más...

En el instante en que intente correr, él hombre me sujetó por la cintura. Mis pies que­daron colgando en el aire, y me arrastro hacia atrás, intente gritar pero me cubrió la boca con la palma de la mano. Le escuche decirle al chico rubio que esta detrás de mí que vigilara. Luche intentado escapar, pateando y lanzando puñetazos, y, logre zafarme cuando le pegue en un ojo. Intente alejarme lo más rápido posible, pero entonces el logro sujetarme de nuevo.
—Vas a rogarme, perra. —dijo contra mi oído, tapándome la bo­ca con una mano. Me arras­tró hacia una zona más oscura. Podía escuchar las  risotadas de su amigo rubio de afuera.
Un callejón. Me estaban llevando a un callejón.
Sacudí el cuerpo furiosamente, tratando de liberarme. Tenía pánico, intentaba soltarme, pero él era más fuerte.

Me empujó detrás de un contenedor de basura y presionó su cuerpo contra el mío. Le di unos 
cuantos codazos y puntapiés cuando me soltó.

— ¡Maldita sea, estate quieta! —me agarro por las muñecas con una mano y me levanto por encima de su cabeza. —Vamos, esto te va a gustar. —gruñó, tratando de introducir una rodilla entre mis piernas.

Colocó mi espalda contra la pared de ladrillo del edifi­cio, con su mano libre me mantuvo inmóvil por la garganta. Tuvo que zafar el agarre de mis muñecas para desgarrar mi blusa, y tan pronto como reaccione, empecé a gritar.

Sangre…

Sentí el sabor de la sangre en mi lengua y, un dolor punzante después de abofetearme con fuerza, rompiéndome el labio.  —Si haces eso de nuevo, te cortaré la lengua. —Los ojos de ese hombre hervían de odio y lujuria, observe como dirigía una mano hacia mi pecho expuesto. —Diablos, tienes unos lindos pechos.

Sentí como empezó a tocarme un seno sin descaro. Hice una mueca de dolor cuando me apretó sin cuidado, las lágrimas nublaron mis ojos. Recuerdos azotaron mi mente, y todo empezó a darme vueltas, estaba a punto de desmallarme.

—Creo que son naturales.

Al escuchar al rubio reír tontamente, forcejee, no iba a permitir que me humillaran y se burlaran de mi… no otra vez.

— ¿Quieres jugar por las buenas? —dijo, apretando mi cuello y, mirándome con suspicacia. Yo asentí y el siguió con lo que había empezado, pero en un momento de rabia, con la parte 
trasera de la palma de mi mano le golpee la nariz. El se alejo, llevándose las manos hacia su cara.

Le había roto la nariz.

Salí corriendo de ahí y lo escuche quejarse. — ¡Maldita! –Iba a cruzar la calle cuando sentí que tomaron de mi cabello y tiraron de él, hacia atrás.

— ¿A dónde vas? –El tipo que cuidaba la salida del callejón, tenía  bien sujeto mi cabello y me adentro de nuevo hacia el callejón.

—Te voy a matar. –El chico se intento limpiarse la nariz con cuidado y se dirigió hacia mí. Y de un golpe limpio a la cara, me arrojo al piso. —Te vas a arrepentir de esto. —dijo señalando su nariz rota, se acerco a mí y se sentó  encima de mí a horcajadas.

Eres tan insignificante…

Eres tan idiota…

Voy a disfrutar contigo. —tuve que hacer un enorme esfuerzo para conservar la comida en el estómago cuando sentí las náuseas subiendo por mi garganta. Seguía sujetándome por el cuello, y tenía problemas para respirar, Besaba mi cuello y mis labios con ferocidad. Y mi cabeza dolía con los malditos recuerdos volvían a mi cabeza.

Voy a hacer de tu vida un infierno…

Pobre infeliz, tan tonta como siempre…

No

Tu mama debe de estar decepcionada de ti…

No, no es verdad.

Eres patética…

¡Patética!

¡No! –En un arrebato, tome la nariz rota del tipo y este grito de dolor, se levanto un poco y no sé cómo, le pegue en su entrepierna. Sé quito de encima y cayó a un lado gimiendo de dolor. Intente levantarme, el cuerpo me templaba y luchaba por calmar el miedo que albergaba todo mi ser.

No me acordaba del rubio y este me golpeo el estomago provocando que tosiera y gimiera por el repentino golpe. —Sera mejor que te resignes, porque de esta, nadie te salva.



¿Que creen que pasara? ¿Sera que esos idiotas le haran daño, o alguien la salvara?... Bueno eso lo sabremos mas adelante ^^ (Suspenso) Jojojo... Besos.

 

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