Hola, Yo otra vez :D Aqui les dejo el segundo capitulo de mi FanFic, espero que les guste. Hoy habra suspenso, ya veran porque. Que lo disfruten ;)
Capitulo II
Un mes después…
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Eli:
—Eli, necesito ayuda
aquí.
—Voy. —Me acerque a
donde se encontraba mi abuela, cerca del camión de carga.
— ¿Si?
—Cariño, lleva estas
cajas al depósito y por favor. ¡Ten cuidado! ––Hacia cuatro días que me había
mudado con mi abuela Elena, aquí en Leipzig. Era por una temporada mientras
decidía que estudiar, aun no me decidía por algo.
Hoy se celebraba el día
del niño, así que, el gobierno había mandado algunos juguetes para regalarles a
los pequeños del orfanato.
—Ok.
Tome una gran caja para
llevarla adentro, trate de que no se me callera. Una vez lista, tuve cuidado de
no tropezarme ya que la caja era tan grande que no dejaba ver por donde
caminaba. Entre y me acerque a la parte trasera del depósito pero no vi el
escalón que atravesaba el cuarto y me hubiera
caído por ciega y hubiera dañado los regalos si no me hubieran sostenido.
Mire por encima de mi
hombro y justo ahí había un chico medio alto de ojos verdes y cabellera castaña
que me sostenía a mí y a la caja.
— ¿estás bien? —yo
asentí lentamente.
—si gracias, es que no
me acordaba del escalón de aquí. —el chico me sonrió y miro a su alrededor.
—Menos mal estaba cerca
o si no te hubieras dado un golpe horroroso.
—Georg ¿Cómo estás? —mi
abuela salio del pasillo con una pequeña caja en sus manos y se acerco a
nosotros.
—Bien… —se acerco a ella
y le quito la caja que tenia y la llevo con las otras. —cuando me llamo vine de
inmediato.
—Oh Georg gracias por
venir. —El castaño nos miro a mí y a mi abuela, intercalándonos.
— ¡Que modales! Georg te
presento a mi nieta, Elizabeth. —El tal Georg sonrió y me tendió la mano en
forma de saludo y yo, la tome. —Elizabeth, el es Georg.
—Mucho gusto. –dije con
una mueca que se asemejaba a una sonrisa pequeña.
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Tom.
—… Y por eso Bill quiere
algo nuevo para el club ¿Tienes alguna idea?
—La verdad estuve
pensando en poner shows en vivo.
— ¿Shows en vivo? Y eso
¿Cómo es?
—Pues hace un mes fui
con Georg a Hamburgo ¿Te acuerdas? —Gustav asintió. —Bueno, pues en una de
nuestras salidas fuimos a un Bar, el Black Cat. Ahí, grupos independientes se
presentaban en vivo.
—Oye eso es una gran
idea pero… ¿dónde vamos a conseguir personas que canten en nuestro club?
—Hm… pues colocamos
carteles o repartimos volates con la información o algo así.
—Okey… Ah mira ahí esta
Georg… —Mire hacia adelante donde Gustav miraba y me encontré con Georg ligando
con una chica. — y vaya que no pierde el tiempo.
— ¿Cuando no? Siempre
cuando ve a una chica linda no pierde oportunidad. —Dije entre risas.
— ¡Hey Georg! –Gustav lo
llamo cuando estábamos a unos 2 metros de él y su conquista.
—Por fin llegan… Como
siempre tarde. —Georg nos miro y levanto la mano en forma de saludo, se nos
acerco cuando su compañera se fue, adentrándose a la casa.
— ¿Quién era ella? –dijo
Gustav.
— Bueno hasta ahora nos
presentamos pero ya la había visto antes.
—Ya la tenías fichada
¿no? –Georg asintió y se paso la mano por el cuello.
—Algo así, se llama
Elizabeth. –Gustav y yo nos empezamos a reír cuando vimos que Georg se sonrojo.
Nunca lo habíamos visto sonrojarse por una chica, Wow le había pegado fuerte la
tal Elizabeth.
—Tom, Gustav que alegría
que hayan venido… —Elena se asomo por la puerta y nos saludo con un abrazo.
—Pueden llevar estas cajas del camión y llevarlos al depósito. —Mire todo el
montón de cajas que había allí, “Sera trabajo duro” pensé cuando tome una caga.
Hoy Elena nos pidió que
le ayudáramos con el evento del día del niño. El gobierno les había mandado
regalos y algunas otras cosas para los huérfanos y como yo era uno de los que
daba ingresos al orfanato, Elena me
pidió que estuviera presente en la celebración.
— ¡Mierda, que tanto hay
aquí! Pesa un montón. —entre al depósito y coloque la caja junto a otras.
—Dios están pesadas.
—Gustav entro justo detrás de Georg con unas enormes cajas encima.
Cruce el pasillo y Salí
hacia el camión pero me detuve cuando un rostro familiar, esperaba ahí afuera. Era la chica del bar.
— ¡Tu! –me miro con el
seño fruncido. “Mira como es la vida”
—Hey, tu eres la chica
pervertida del bar… —Abrió los ojos como platos. —Hm… y ahora acosadora.
— ¿Qué haces aquí?
—Eso te digo a ti, ¿Por
qué me acosas? –Necesitaba vengarme por lo de
la otra vez, a mí nadie me dejaba con la palabra en la boca. Gano la
batalla pero no la guerra. —Sabes ya me estas asustando, tienes unos hábitos
muy extraños ¿Sabes?
—Deja de decir
estupideces y dime porque estás aquí precisamente.
—Yo vivo aquí. –Dije
sonriendo y pase de ella y me dirigí al camión.
—Eso no es verdad, yo te
vi en Hamburgo.
—Porque me viste no
significa que sea de allá. Si me permites, estorbas. –Estaba ahí parada justo
enfrente de la puerta, bloqueándola.
—Tom apúrate.
—Si ya voy.
Pase de ella y seguí mi
labor, después de todo tenía mucho que hacer.
***
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Eli.
El día había transcurrido
y ya eran las 6 de la noche y los niños
se divertían en el parque, ya habíamos repartido los regalos a cada uno, se
habían puesto muy contentos. Mi abuela cuidaba de ellos, vigilando que ninguno
se lastimara junto con otras cuidadoras.
Habíamos contratado
animadores para el evento, harían shows de títeres para los niños más pequeños
y juegos, para los grandes habíamos preparado una película de terror. Tuve que
convencer a mi abuela que me dejara colocar ese tipo de películas, con una
condición que no fuera muy pesada ni violenta y que yo vigilaría. Georg y sus
amigos (incluido el patán ese de trenzas) se quedaron. Nos ayudaron con la
comida y a cuidar de los niños, fueron de gran ayuda con tantos niños
molestando y jugando.
Me había distanciado y
sentado en un columpio que colgaba de un árbol. Estaba cansada y no quería
estar cerca de tanto alboroto y felicidad ahí juntas, me hacía sentir incomoda
y aun mas cuando me sentía rara, había una especie de ansiedad en mi pecho y un
hormigueo recorriéndome el estomago y para el colmo el patán no me quitaba el
ojo de encima y por mas que lo fulminaba con la mirada seguía en los mismo. Creo que el acosador era otro.
—Eli, no has visto mi
bolso, no lo encuentro por ningún lado. –Mi abuela me saco de mis pensamientos.
—No, no lo he visto.
¿Necesitas algo? –Mi miro y frunció el seño.
— ¿Estás bien, cariño?
Te noto distante.
—Sí, estoy bien solo
pensaba. –Dudo de mi explicación pero luego le resto importancia. Después de
todo ella sabía cuando estaba aquí en mi realidad y cuando no.
—Sí, los animadores ya
se van y tengo que pagarles la mitad del dinero que les debía, pero el dinero
esta en mi bolso ¡Y no lo encuentro! — Mi abuela trabajaba en el orfanato, era
la encargada de cuidar a los niños y además era la directora. Ella había estado
allí por 20 años, yo ya había estado allí unas cuantas veces. Cada vez que
venía a visitar a mi abuela, yo la ayudaba con los niños u otras cosas.
—No te preocupes yo
pago.
—No no no… —mi abuela me
detuvo cuando iba por mi bolso dentro de la casa. —No quiero que gastes dinero
en esto, yo soy la encargada.
—Abuela no te preocupes,
yo pago y después me das el dinero cuando encuentres tu bolso. De pronto lo
dejaste en la casa y no te diste cuenta.
—He dicho que no, además
esta gente me va a pedir una identificación y también esta en el bolso. –Mi
abuela tan terca como siempre. —Sabes, voy a ir por mi bolso a la casa, tú
quédate y distráelos. ¡Ya vuelvo!
— ¡No! Yo voy, será mas
rápido si voy corriendo, así no te cobraran horas extras.
—Cierto, pero… aun no sabes
dónde queda la casa y a esta hora es muy peligroso.
Resople y la mire
suplicante. —abuela ya no soy una niña, se cuidarme sola. Además, la casa queda
a Tres cuadras y es la única blanca de la zona, ves… ¡Ya vuelvo!
Salí antes mi abuela me
reclamara y regañara y lo cierto es que ahorita no estaba para peleas tontas.
Me dirigí a la casa y como dije corrí lo más que pude. Cuando llegue, el bolso
estaba en la cocina. Lo teme y salí de nuevo hacia el orfanato y esta vez
camine. Aun tenía esa sensación en mi cuerpo. Todo el día había estado con esa
angustia clavada en mí y no encontraba el motivo.
Estaba a dos cuadras de
llegar al orfanato y acelere el paso cuando escuche un silbido
lascivo detrás de mí, entorne los ojos y seguí mi camino sin voltear. Sentí que
me seguían, mire sobre mi hombro y dos sujetos cruzaron la calle para colocarse
detrás de mí. Mire a mí alrededor. Estaba oscuro, solo y empezaba a anochecer,
pero por lo menos había farolas y, de vez en cuando, pasaba algún coche.
—Me gusta tu cabello negro
—escuche detrás de mí. — ¿Te importa si lo toco?
No me detuve y lo ignore y,
apresure mi paso. Además, el orfanato estaba a sólo una cuadra.
— ¿Quieres que te lleve a
alguna parte? —preguntó de nuevo el mismo muchacho. —Mi coche no está lejos.
En serio, ¿por qué no vienes con nosotros? Podemos montar todos.
Escuche que se rieron, uno me
rebaso y se situó delante de mí y me hizo detenerme y sentí al segundo a mis
espaldas. Maldición, ¿dónde estaba la gente?
El grande delante de mí,
estiró la mano para tocar mi rostro pero lo detuve apartándola de un golpe. Lo
mire detenidamente. Él le sonrió ante mi acto, pase de él y acelere el paso. Rece
para que pasara algún transeúnte, pero no había nadie alrededor.
— ¿Quieres decirme tu nombre?
— El tipo grande volvió y se atravesó en mi camino y mi corazón empezó a latir
con tuerza. El otro tipo detrás de mi soltó una risita.
Sólo una cuadra más...
En el instante en que intente
correr, él hombre me sujetó por la cintura. Mis pies quedaron colgando en el aire,
y me arrastro hacia atrás, intente gritar pero me cubrió la boca con la palma
de la mano. Le escuche decirle al chico rubio que esta detrás de mí que
vigilara. Luche intentado escapar, pateando y lanzando puñetazos, y, logre
zafarme cuando le pegue en un ojo. Intente alejarme lo más rápido posible, pero
entonces el logro sujetarme de nuevo.
—Vas a rogarme, perra. —dijo contra
mi oído, tapándome la boca con una mano. Me arrastró hacia una zona más
oscura. Podía escuchar las risotadas de
su amigo rubio de afuera.
Un callejón. Me estaban
llevando a un callejón.
Sacudí el cuerpo furiosamente,
tratando de liberarme. Tenía pánico, intentaba soltarme, pero él era más
fuerte.
Me empujó detrás de un
contenedor de basura y presionó su cuerpo contra el mío. Le di unos
cuantos
codazos y puntapiés cuando me soltó.
— ¡Maldita sea, estate quieta!
—me agarro por las muñecas con una mano y me levanto por encima de su cabeza.
—Vamos, esto te va a gustar. —gruñó, tratando de introducir una rodilla entre mis
piernas.
Colocó mi espalda contra la
pared de ladrillo del edificio, con su mano libre me mantuvo inmóvil por la
garganta. Tuvo que zafar el agarre de mis muñecas para desgarrar mi blusa, y
tan pronto como reaccione, empecé a gritar.
Sangre…
Sentí el sabor de la sangre en
mi lengua y, un dolor punzante después de abofetearme con fuerza, rompiéndome
el labio. —Si haces eso de nuevo, te
cortaré la lengua. —Los ojos de ese hombre hervían de odio y lujuria, observe
como dirigía una mano hacia mi pecho expuesto. —Diablos, tienes unos lindos
pechos.
Sentí como empezó a tocarme un
seno sin descaro. Hice una mueca de dolor cuando me apretó sin cuidado, las
lágrimas nublaron mis ojos. Recuerdos azotaron mi mente, y todo empezó a darme
vueltas, estaba a punto de desmallarme.
—Creo que son naturales.
Al escuchar al rubio reír tontamente,
forcejee, no iba a permitir que me humillaran y se burlaran de mi… no otra vez.
— ¿Quieres jugar por las
buenas? —dijo, apretando mi cuello y, mirándome con suspicacia. Yo asentí y el
siguió con lo que había empezado, pero en un momento de rabia, con la parte
trasera de la palma de mi mano le golpee la nariz. El se alejo, llevándose las
manos hacia su cara.
Le había roto la nariz.
Salí corriendo de ahí y lo
escuche quejarse. — ¡Maldita! –Iba a cruzar la calle cuando sentí que tomaron
de mi cabello y tiraron de él, hacia atrás.
— ¿A dónde vas? –El tipo que
cuidaba la salida del callejón, tenía
bien sujeto mi cabello y me adentro de nuevo hacia el callejón.
—Te voy a matar. –El chico se
intento limpiarse la nariz con cuidado y se dirigió hacia mí. Y de un golpe
limpio a la cara, me arrojo al piso. —Te vas a arrepentir de esto. —dijo
señalando su nariz rota, se acerco a mí y se sentó encima de mí a horcajadas.
Eres
tan insignificante…
Eres
tan idiota…
—Voy a disfrutar
contigo. —tuve que hacer un enorme esfuerzo para conservar la comida en el
estómago cuando sentí las náuseas subiendo por mi garganta. Seguía sujetándome
por el cuello, y tenía problemas para respirar, Besaba mi cuello y mis labios
con ferocidad. Y mi cabeza dolía con los malditos recuerdos volvían a mi
cabeza.
Voy
a hacer de tu vida un infierno…
Pobre
infeliz, tan tonta como siempre…
No
Tu
mama debe de estar decepcionada de ti…
No, no es verdad.
Eres
patética…
¡Patética!
—
¡No!
–En un arrebato, tome la nariz rota del tipo y este grito de dolor, se levanto
un poco y no sé cómo, le pegue en su entrepierna. Sé quito de encima y cayó a
un lado gimiendo de dolor. Intente levantarme, el cuerpo me templaba y luchaba
por calmar el miedo que albergaba todo mi ser.
No
me acordaba del rubio y este me golpeo el estomago provocando que tosiera y
gimiera por el repentino golpe. —Sera mejor que te resignes, porque de esta,
nadie te salva.
¿Que creen que pasara? ¿Sera que esos idiotas le haran daño, o alguien la salvara?... Bueno eso lo sabremos mas adelante ^^ (Suspenso) Jojojo... Besos.